CON UN NUDO EN LA GARGANTA…!!

Llegando al Mirador de San Lucas, me sentía lleno de fuerzas para el resto del camino. Foto: Robin Jr.

ESA SALIDA DESDE EL OBELISCO FUÉ MEMORABLE… LLENA DE EMOCIONES, PURA ADRENALINA Y ESA SENSACIÓN DE IR EN EL PELOTÓN POR TODA LA ROOSEVELT CON EL BULLICIO DE LAS SIRENAS DE LA POLICÍA… FUÉ OTRA ONDA!!

Ser parte del ciclismo que vuelve a tomar la calzada Roosevelt, es una emoción indescriptible que me tuvo tan emocionado… casi lloraba de la felicidad entre tanto bullicio. Foto: Robin Jr.

Solo así podría describir la emoción tan grande que sentí cuando recorríamos desde el Obelisco por Liberación hasta lo ancho de la calzada Roosevelt, los más de cincuenta ciclistas con patrullas y motos de la Policía de Tránsito abriéndonos el paso tal como en las grandes competencias internacionales vemos cuando corren dentro de la ciudad.

Antes de la salida, tuve el gran honor de entregar el reconocimiento al gran José Rolando Ovando.

Sentir la mirada de tantas personas, ver quienes desde las pasarelas hasta sacaban sus teléfonos para tomarnos una foto… la gente en los buses amontonada sobre las ventanas para ver pasar la caravana de ciclistas… realmente yo iba pedaleando muy emocionado, felíz y con intensas ganas de llorar!!

EL HOMENAJEADO… EL GRAN OVANDO

Por si fuera poco, en el pelotón iba con nosotros «El Gigante» José Rolando Ovando, nuestro homenajeado de ese domingo 10 de febrero que nos hizo el gran honor de visitarnos y aceptar la invitación a pedalear con los master de Guatemala y que yo tuve la gran oportunidad de darle su plaqueta de reconocimiento por parte de Asomaster… es algo indescriptible.

Tantas semanas esperando este domingo para pedalear en competencia hacia este lado del país, me tenía lleno de emoción.  De verdad que soñaba con este día.

ROMPIENDO PIERNAS DESDE LA ROOSEVELT

Salimos en falso desde El Obelisco hasta donde termina la jurisdicción de la ciudad de Guatemala y allí precisamente asignaron los comisarios para dar el banderazo de salida oficial en lanzada.

Una vez la bandera a cuadros bajó, el arrancón fué impresionante.  El pelotón se estiró por la izquierda y luego se estiró en una fila interminable que se pegaba al carril derecho y luego otra vez hacia la izquierda… parecía una serpiente en fuga que no se quería dejar atrapar por nadie.

En ese proceso de la competencia, traté de mantenerme dentro del grupo, pero realmente no había calentado como debía ser.  Me llevó casi veinte minutos de pedaleo sentirme ya listo para rematar lo que fuera, pero los punteros ya estaban fuera de mi vista, así que decidí llevar mi propio ritmo de competencia, parejo y sin bajar la guardia y gracias a Dios me funcionó.

Al llegar al desnivel de la entrada a Ciudad San Cristobal, empecé poco a poco a alcanzar ciclistas.  Algunos de los círculos Platino y Especial, y otros -para sorpresa mía- del círculo Promocional… de los más jóvenes y fuertes de la liga.

Llegando prácticamente en solitario al Mirador de San Lucas, ya habría dejado atrás a unos quince ciclistas.  Faltaba el descenso a El Tejar y luego la escalada nuevamente para la meta en San Lucas.  Luego de pasar el mercado donde todos nos damos el gusto de tomar atol de elote, sabía que faltaban solo 18 kilómetros para el retorno.

Los más pesimistas pensarían en 36 kilómetros para la meta, pero hay que trabajar mucho lo psicológico en el ciclismo para no ser nosotros mismos nuestro peor rival en la montaña.  El pesimismo nos pesa tanto, que nos hace bajar la guardia, e incluso bajarnos de la bicicleta derrotados.

Aquí voy después de El Tejar, escalando junto a Sergio Sánchez, que representó a Guatemala en los Juegos Olímpicos de Londres en Tiro. Tirador y buen ciclista salió Sergio!!

Luego del descenso de cinco kilómetros, venían los dos kilómetros de plan hacia el punto de retorno en El Tejar.  Llegar a ese kilómetro 48 de carretera, me dió luz verde para un nuevo inicio y pensar que no más de 18 mil metros me esperaban para terminar la faena de escalar a San Lucas y tomé mi segundo aire para demostrarme a mí mismo que sí puedo… y le pedí a Dios las fuerzas para lograrlo.

Al empezar el ascenso ya de regreso, un bananito y buenos tragos de suero me ayudaron para no desfallecerme en el camino que buena energía me había consumido en la primera parte de la competencia.

Ya hidratado nuevamente y con la tripa entretenida, mi pedaleo en la subida mejoró y por ratos lograba un ritmo que me hacía subir a una velocidad de 14-16 kilómetros por hora.

Felíz cuando llegué al kilómetro 31, vino el plancito que deja ver el sector de San Lucas.  Allí afiancé mi pensamiento que era una nada lo que faltaba para la meta y apreté el paso.

Bendito Dios llegué a la línea de meta en la cuarta posición de la general del círculo Oro.  El ganador fué Julio Montenegro, seguido por Antonio Velásquez y Rubén Saj… y luego yo, con un tiempo oficial de 2 horas 01 minuto y 05 segundos.

MI REGISTRO PERSONAL

Cuando revisé mi odómetro para ver mi tiempo personal, algo no cuadraba, pues mi registro era de 2 horas 20 minutos y 55 segundos, una diferencia de 19 minutos del tiempo oficial… pero luego me enteré que los comisarios tomaron el tiempo desde la salida en lanzada en la Roosevelt y no desde El Obelisco.

MI HIJO Robin Stuardo y mi amigo Ervin, fueron otro detalle de esta carrera. Gracias por apoyarme!

Entonces todo está bien, recorrimos 63.76 kilómetros en esta gran competencia.

Con mi registro personal, puedo decirles que hice el recorrido total a una velocidad promedio de 27.1 kilómetros por hora y una máxima de 65.6 km/hora en los descensos.

13 minutos y 57 segundos me separaron de Montenegro, y sé que entrenando mejor y más fuerte, con empeño, mis tiempos mejorarán.

LOS TIEMPOS OFICIALES DEL CÍRCULO ORO

Aquí les comparto la tabla oficial de los tiempos cronometrados por los comisarios de la carrera, siento que este cuarto lugar es bien ganado y me siento muy contento y conforme con lo que logré este domingo, gracias a que mi Señor Jesús me dió las fuerzas para lograrlo.

Tiempos oficiales del círculo Oro en la dominical del 10 de febrero hacia El Tejar.

Luego de terminar esta dominical tan especial, solo estoy seguro de una cosa… fué vivir la fantasía correr dentro del corazón de la ciudad…  fantástica sensación y la adrenalina al máximo cuando tantas cosas trabajan para que tu paso como ciclista y como espectáculo deportivo sea disfrutado por toda la gente.

Compartirlo y vivirlo con todos los amigos del pelotón, es algo que definitivamente TODOS tenemos que agradecerle a Dios por darnos esta oportunidad de oro.

Todas las fotos que acompañan esta nota fueron logradas por mi hijo, excepto esta que me obsequió mi amigo Ervin San Juan, colega periodista que fué mi compañía en la moto.